lunes, 28 de julio de 2008

EL PUEBLO DESHABITADO




Hoy, cuando me despierte, cuando sienta la necesidad de ser luz y oir tus pasos, cuando apague el pasado y surja tu rostro, acudiré despacio a tus caderas para sentir apoyo, y ya sin distancia, beber tus labios.

Agua es todo cuanto busco, que se deslice por mi cuerpo, que complemente mi sed, que brote de todos los vientos que fecundan mi pasión. Alzar la vista al cielo de tu cintura, mirar las nubes sobre la linea del horizonte y llorar si es preciso para que la sal de mis lágrimas tenga el mismo sabor al mar que atrapaba tu cuerpo.

Somos agua, líquido que va fluyendo y termina en recipientes, casas, pueblos, ciudades... vida. Y yo mientras ese agua se pierde, soy tan sólo un pueblo deshabitado sin ti, un olvido de la memoria de cuyos goznes cuelgan ventanales, puertas cerradas y calles vacias, donde la nieve todo lo cubre en un invierno infinito esperando la primavera de tus besos.

Hoy, cuando me despierte, estarás a mi lado, y es lo que cuenta...