martes, 10 de junio de 2008

INSOMNIA

Innombrable es tu nombre, aunque lo escriba en las piedras y sucesivamente suscite pasiones, olvidos, sonrisas quedas adormecidas, el sin vivir de mi pasado. Atrapado a él, ligado a él, me conmina a buscarte sin pensar en ello.


Un día cualquiera, mientras sudo poesía o miserias, se desencadena un mar de letras que no conducen a nada más que a tu boca, el lugar donde la dictadura de tus besos me retiene, y me sumerjo en una especie de letargo que limita al norte con los ojos del desierto, deambula de este a oeste entre tus pechos, y se pierde, deseando volver a besar el sur...


Y es que todos los días amanece aún más temprano; sin la prisa de saberte a la espera, el insomnio se aloja tontamente en el recuerdo, y te busco en etiquetas olvidadas que fuí pegando en rincones de mi memoria.


Miro hacia otro lado, desenvuelvo el aroma de un cuerpo que absorto me acompaña, desentiendo tu risa, mis sueños. Es más fácil querer olvidar, que recordar que no existe el olvido.